martes, 3 de diciembre de 2013

Trabajo final realizado por la alumna Alejandra Pastor 


“Semiótica de la Imagen en la Obra de Salvador Dalí”

                                                    “El arte no reproduce lo visible. Lo hace visible” 
                                                                                                                    Paul Klee
1-INTRODUCCIÓN

El presente trabajo es un análisis semiótico de las condiciones de producción de un discurso pictórico, a los fines de reconstruir sentido y conocer los medios de representación del mundo a través de un pintor: Salvador Dalí.
Para realizar este análisis se tomaron como objeto de estudio dos cuadros del pintor: Autorretrato Blando con Tocino Frito de 1941 y La Madona de Port Lligat de 1950 que, corresponden a dos períodos diferentes dentro de su  producción pictórica. El primero fue pintado durante los ocho años que duró su exilio en EE UU, donde publicó su autobiografía y el segundo cuadro, pertenece a un período llamado “mística nuclear” a partir del cual sus obras presentan dos ejes temáticos: por un lado, los fenómenos científicos y por el otro, con un giro hacia el catolicismo, retoma los argumentos religiosos clásicos.

Autorretrato Blando con Tocino Frito (1941)

La Madona de Port Lligat (1950)

Nos proponemos demostrar que la simbología utilizada por Dalí en estas dos obras, responde a determinados mecanismos de interpretación de su entorno   y que tienen sentido, en un contexto de discurso determinado.
Esta demostración  se fundamenta en la utilización, para  este análisis, de los trabajos de diversos autores  como Eliseo verón, Emile Benveniste, Charaudeau, Roland Barthes, José Luis Caivanos, Patricia Doria, Guy Gauthier y los apuntes de cátedra compilados por Prof. Liliana Guiñazú.



 2-MARCO TEÓRICO
           
 Los estudios de Juan Magariños de Morentín nos permiten relacionar a los signos pictóricos como enunciadores de objetos semióticos dentro de las pinturas.
Por otro lado, Eliseo Verón propone el concepto de discurso, como un lugar de investimento de sentido, cualquiera sea su materia significante y, en este caso, las obras a analizar son consideradas discursos, cuya materia significante es la  visual.
Las investigaciones de Emile Benveniste dan cuenta de la subjetividad y de la relación dialéctica entre el sujeto de la enunciación y el destinatario, lo que se refleja en lo que el pintor representa y comunica a un destinatario construido.
Tomando los aportes de Charaudeau en relación al contrato de comunicación, donde los integrantes del mismo son a la vez productores e intérpretes de actos de lenguaje que funcionan como una puesta en escena de la significación, hecho que podemos observar en los cuadros de Dalí, convirtiéndose así las obras del mencionado pintor en  un  lugar de representación de significados. Por otra parte, en esas obras observamos las marcas del yo comunicante  (el pintor) en el circuito externo de la comunicación y, los indicadores del yo enunciador (el pintor) en el circuito interno de la misma, y las relaciones entre esos indicadores que en algún caso pueden coincidir.
Resulta muy importante para este análisis la propuesta de Roland Barthes sobre lectura de la imagen y  los conceptos de denotación y connotación, retórica de la imagen e ideología que analizaremos en este trabajo, así como sus conceptos sobre la semantización de los objetos.
De la teoría de la argumentación de Ducrot, citada por Liliana Guiñazú en Introducción a la(s) semiótica(s), se desprende el hecho de que la imagen se puede considerar análoga a la lengua ya que es portadora de un potencial argumentativo.
Con respecto al tratamiento del color, el trabajo de José luis Caivanos nos permite relacionar los colores observados en las imágenes pictóricas, con determinados significados, así como el trabajo de Patricia Doria sobre indumentaria y la implicancia socio-cultural del color nos muestra otro modo de ver las significaciones en relación con el color.
Y por último, del trabajo de Guy Gauthier sobre las formas y sus significados, aplicaremos en el análisis, su trabajo sobre la línea como signo y el manejo del espacio en la pintura.
 Como metodología de análisis utilizamos a la semiótica bajo el concepto de  aplicación de la misma “Como una metodología destinada a proporcionar la explicación (y comprensión) de la significación (y el sentido) de los fenómenos sociales en su dimensión discursiva1, en un intento por descifrar el significado de la simbología en los dos cuadros estudiados.
            Se realizó el análisis en dos niveles de significación: el denotativo y el connotativo.
                                       
 2.1- ANÁLISIS DEL NIVEL DENOTATIVO

En un primer nivel de significación, que solo nos da lo que podemos percibir por los sentidos,  en el cuadro Autorretrato Blando con Tocino Frito pudimos notar la existencia de dos planos diferentes, uno de fondo de color verdoso oscuro, que a su vez, está cortado por una línea horizontal amarronada. Ésta lo divide en una porción superior que ocupa el sesenta por ciento del campo visual y, una parte inferior que representa el cuarenta por ciento restante.
            En primer plano vemos una base rectangular de color amarillento con una inscripción “Soft Self Portraite” en letras oscuras talladas en el material más claro y, realzado por una línea inferior de iluminación blanca.
            Sobre esta base descansa una forma amorfa de color amarronada que tiene dos agujeros de diferente tamaño, simulando las órbitas de los ojos.
            En la conjuntiva izquierda hay cinco hormigas negras que, dependiendo de la distancia a la que se observe la imagen, se ven puntos negros u hormigas.
            Hay una línea ondulada que dibuja una boca rojiza con dos hormigas negras en la comisura izquierda. Sobre esta línea se encuentran dos trazos negros curvos hacia arriba y detrás dos líneas curvas más claras, iguales a las anteriores, que dan una sensación de tres dimensiones.
            Toda la forma blanda está sostenida por horquillas de diferentes tamaños y tonos de marrón. Una de ellas de mediana longitud, sostiene la parte inferior de la forma, la más pequeña sostiene el labio inferior y hay otra sosteniendo el labio superior. Otra horquilla también pequeña, a modo de nariz, se introduce por uno de sus extremos  en la figura.
            Un palo grueso, calado, sostiene la máscara por detrás y hay otra más delgada y larga también agujereada, sosteniendo la parte derecha de la forma.
            La órbita izquierda es atravesada por una horquilla sobre la que se encuentra un trazo grueso, negro y curvo a modo de ceja. En  otra horquilla está apoyada la ceja negra derecha dando también la sensación de tres dimensiones.
 Esta imagen amorfa en su conjunto representa a un rostro blando sostenido por horquillas.
Sobre la base rectangular al lado de la máscara hay un trozo  alargado   de
substancia indefinida, aparentemente blanda, atravesada por líneas rosadas más oscuras que el fondo.
            Con respecto a la iluminación, esta parece provenir de un punto ubicado a la derecha y fuera de la obra, que es posible inferir a causa de las sombras en la forma amorfa y las proyectadas por las horquillas hacia la izquierda.

En el segundo cuadro llamado La Madona De Port Lligat y también dentro del nivel de significación de la denotación, hay dos planos bien definidos. Uno, es el de fondo donde hay una línea horizontal que divide por la mitad la obra. En la parte inferior se nota un material sólido de color gris claro a modo de suelo y, en la parte superior, un mar de color gris y blanco flanqueado por ambos lados, por formas amorfas redondeadas de color marrón claro simulando rocas.
            En la parte superior derecha hay una forma algodonada blanca grisácea como si fuera una nube con tormenta detrás. El cielo en unos indefinidos tonos grises blanquecinos se funden con la línea del horizonte.
            El otro, es el primer plano donde hay en el centro de la parte de arriba del cuadro, una concha marina vuelta hacia arriba, blanca por dentro y marrón claro por fuera, de la cual, pende un hilo blanco en cuyo extremo hay un pequeño huevo blanco. Éste está suspendido entre dos formas geométricas a ambos lados. Éstas en parte son blancas y en parte tienen líneas rectas de un marrón grisáceo que parecen ladrillos.
            Se continúan con cubos del mismo material con ornamentos curvos blancos en la parte superior como si fueran pilares. Del cubo de la izquierda pende otro hilo, una forma amorfa amarillenta.
            En el centro de la pintura hay una mujer de cabello corto castaño que tiene un cuadrado vacío de paredes amarillas en el centro de su cuerpo, a través del cual se ve el plano del fondo, a modo de ventana. En su regazo está sentado un niño desnudo de cabello castaño, que también tiene un cuadrado vacío en el medio de su cuerpo y que además de verse el fondo a través de él, tiene un trozo de material indefinido amarronado flotando.
            La figura femenina lleva un vestido marrón bordado en la parte de arriba del cuerpo y, una pollera gris un poco recogida, por lo que muestra el pie izquierdo desnudo. A la derecha del pie hay una espiga de trigo amarilla suspendida en el aire.
La mujer está sentada y tiene a ambos lados un rectángulo marrón oscuro con una abertura horizontal negra en la parte inferior y están apoyados sobre una base gris. A la derecha de la falda y delante del rectángulo marrón oscuro hay una pequeña canastilla de color marrón claro con una forma indefinida dentro y más abajo una concha marina blanca grisácea levitando.
            Ocupando un noventa por ciento de la parte inferior de este plano, se observa una forma rectangular marrón a modo de mueble que tiene aberturas por delante y que se apoya en una base del mismo material pero más ancha. Sobre la tabla superior hay varios objetos; a la izquierda se ve un trozo amarillento de material desconocido, doblado en sí mismo; hacia la derecha hay una mitad de un animal marino, posiblemente. Más al centro, una ramita seca, una flor de jazmín blanca y centrada  a los pies de la mujer dos rosas rosadas con el tallo suspendidas. Hacia la izquierda de éstas, se observa un pez de color marrón, una figura diminuta en el mismo color y un cuenco vacío marrón rojizo en el borde de la tabla.
            Dentro del compartimiento de la izquierda hay un rinoceronte marrón mirando hacia la derecha, en el centro se ve una bola blanca como centro de cuatro figuras geométricas iguales que la rodean y que son iguales que las que están suspendidas sobre la imagen femenina. Y por último, dentro del compartimiento de la derecha flota una figura amorfa blanca. Por último, debajo de toda la imagen y en el centro hay una forma desconocida mitad gris y mitad marrón.
            En el costado izquierdo de la pintura y a medio camino entre el plano de fondo y el arriba descripto hay dos conchas marinas blancas verticales que proyectan sombra debajo de ellas. En el costado derecho se observan tres conchas marinas con una mujer adentro que es igual a la mujer que está sentada en el centro del cuadro.
            La iluminación es indefinida pero, se puede inferir una fuente externa de luz proveniente de la izquierda debido a, las sombras que proyectan las paredes del mueble, los claroscuros de la pollera y las sombras que producen las formas geométricas superiores.

2.2-ANÁLISIS DEL NIVEL CONNOTATIVO
En el segundo nivel de significación, el connotativo, analizamos los signos pictóricos con el objetivo de comprender los mensajes simbólicos que de ellos se desprenden. “El signo…constituye el significante de un nuevo signo, por lo tanto de una nueva significación, que se agrega a la primera.”2
En Autorretrato blando con tocino frito se observó la obsesión gastronómica de Dalí representada en toda su magnitud, al hacer su autorretrato blando. Este era uno de sus delirios recurrentes que aparecieron en muchas de sus obras como sus famosos relojes blandos. En este caso su propia imagen de tocino frito en un color amarronado terroso, como signo del  alimento no fresco y la presencia de hormigas en el mismo, sustentan la asociación con lo putrefacto, otra de las ideas repetidas en sus obras, en contraposición con  el trozo de tocino fresco y  rosado que está al lado.
Toda la figura a modo de máscara “…en vez de pintar el alma del artista pinta únicamente el exterior, la envoltura, el guante de sí mismo”3, está sobre un pedestal que tiene una inscripción en inglés debido a que el cuadro fue pintado en su exilio a Nueva York durante la segunda guerra mundial, época en la que escribió su autobiografía, fue un período de exposición de su personalidad, sus miedos y secretos.
Las muletas en el cuadro sirven de apoyo a la figura blanda que simboliza también lo fláccido en relación a lo sexual, ya que se sabía de sus disfunciones sexuales y su supuesta homosexualidad también. Sin embargo, las horquillas son líneas rectas verticales que simbolizan lo masculino (Gauthier,1986)  de color marrón que simulan la madera, representando un equilibrio inestable y además están caladas, agujereadas dando una sensación de que pueden romperse. Esto simboliza claramente el miedo que Dalí tenía a las caídas desde su niñez.(Weyers,1999) Por otro lado, lo único rígido en la figura son sus bigotes con las puntas vueltas hacia arriba porque éstos eran muy importantes para el pintor, así como su imagen personal, ya que eran su sello y lo que lo diferenciaba del resto.(Docio,2004) Debajo de éstos se halla una boca de líneas curvas y pintada de rosa que simboliza lo femenino.(Gauthier,1986)
Los ojos son dos cuencos vacíos de diferente tamaño atravesados por muletas que, representan a una figura ciega con la ceja izquierda levantada y ese ojo más abierto.
Los colores usados por Salvador Dalí son cálidos pero muy oscuros en el plano del fondo y en la figura, dando una sensación de pesadez, de algo tenebroso y extraño, pero en la base predomina el amarillo y blanco grisáceo en un intento por destacarla y significar así su autoexposición.(Caivanos, 1995)                                     
 La iluminación en este cuadro está dirigida a la base y a la máscara desde una fuente que no se ve ubicada a la derecha. Lo antedicho está representado por las manchas amarillas sobre la ceja derecha y las sombras proyectadas por los palos.
            Esta forma de representación de sí mismo tiene una carga psicológica, erótica y metafórica. El autor decía que sus cuadros eran “fotografías hechas a mano” de sueños y recuerdos mediante el método paranoico-crítico sin tabúes morales.(Weyers,1999) Este método consistía en descubrir mediante la alucinación nuevos significados en las imágenes y los objetos existentes para hacerlos visibles en el arte. Lo usaba como una herramienta para expresar su potencial creativo.
Por último, el cuadro es una sátira de sí mismo y en cierta forma tiene humor, algo frecuente en sus obras, el burlarse de las cosas y lo socialmente aceptado.
Basándonos en los estudios de Roland Barthes sobre la imagen simbólica, es pertinente en este apartado detenernos en los mensajes connotados, en los semas como “…un estado teatral de sentido o un sentido expuesto3 cuyos significados varían,  son polisémicos debido a que los individuos que los interpretan pueden hacer diferentes lecturas de cada cuadro porque, según Barthes “en un mismo hombre hay una pluralidad y una coexistencia de léxicos: el número de ellos forman el idiolecto de cada uno.4
Es evidente en la primera pintura analizada, que el sema que más se destaca es el contraste entre “lo duro y lo blando” siendo representado lo primero por las horquillas y, lo segundo, por la máscara de tocino frito. Dentro del mismo sema hay otro  que puede deducirse del primero que  es la contraposición de “lo estable y lo inestable”, y que ambos semas están relacionados con la sexualidad.
            En el análisis de la segunda pintura La Madona de Port Lligat se pudo observar que Dalí quiso rescatar la iconografía sagrada del renacimiento haciendo una interpretación del cuadro de Piero Della Francesca, Virgen con el Niño, Ángeles y Seis Santos de 1475. Al estilo de éste cuadro de enormes dimensiones él lo llamó Místico-Nuclear, su intención era reproducir la fisión nuclear, desmaterializando figuras y objetos, que flotan en el espacio, para demostrar la ausencia de gravedad y la divisibilidad de la materia. Dalí logró así una síntesis entre los motivos místico-religiosos y la temática científica.
            En el centro de este cuadro hay una Virgen madura encarnada por Gala, la esposa de Dalí, sentada con los ojos cerrados y las manos en posición de rezo, cuyo vestido recamado en la parte superior y liso de color gris-celeste en la parte inferior, la convierte en una Madona inusual,(Doria,1997) tal vez no virginal pero sí su musa y salvadora. A través de su torso se puede ver el paisaje del fondo, que es la Bahía de Port Lligat. Éste paisaje se encuentra a menudo en sus pinturas, así como las nubes de Ampurdán y las rocas del Cabo Creus, porque pertenecen a la región donde vivió desde su infancia cuyas costas tienen una condición de luminosidad única, porque según la incidencia de la luz solar o lunar, éstas tiñen el agua de la bahía desde el color negro hasta el verde pálido y sus rocas erosionadas muestran formas curiosas de animales o caras.(Docio, 2004)
La Virgen está sentada bajo un arco que representa al ábside de una iglesia en ruinas con sus componentes disgregados, el revoque está caído expresando infidelidad y la ingravidez de los elementos conduce a una nueva espiritualidad.
Sobre el arco hay una concha marina a modo de pila bautismal  que a la vez alude al papel reproductor de la mujer. De ella pende un hilo que sostiene un huevo blanco. En este cuadro la simetría es perfecta, el hilo demarca la verticalidad  que se cruza con la horizontal delimitada por la línea del horizonte, cuyo centro exacto se encuentra dentro del torso del niño.5 Esto es una muestra de la obsesión por la perfección de éste pintor, que también se ve en otros elementos como el huevo que es símbolo del mundo y de la perfección así como del renacimiento de Dalí hacia nuevos giros creativos y estéticos.
Gala está sentada en un mueble-trono sólido que simula ser de madera que apenas flota. En éste cuadro muchos elementos levitan dando la sensación de pertenecer a otro mundo, por la eliminación de la gravedad que les confiere Dalí en relación con las nuevas temáticas científicas, mientras que, los objetos relacionados con la iglesia y el Ampurdán permanecen estáticos.  El pedazo de  tela, el medio erizo de mar, la flor de almendro, la ramita de olivo, la cesta de pan y el pescado hablan de su origen mediterráneo y ampurdanés pero, sin embargo, encierran otro significado que es el religioso: el pez como símbolo del cristianismo, el olivo simboliza el arraigo y el medio erizo a la concha del peregrino.6
Las rosas blancas bajo la virgen, aluden a los órganos sexuales femeninos.
Bajo el trono hay un rinoceronte, su cuerno se relaciona con el falo masculino, pero también el antecesor de este animal que fue el unicornio es símbolo de pureza y fuerza, al que sólo podía cazar una virgen. Aquí está claramente plasmada la constante obsesión por la sexualidad.        
En el centro de la pintura está el niño desnudo levitando con una abertura en su torso dentro del cual está el pan de la eucaristía flotando, y el cuerpo vacío de la virgen rodeándolo forman un juego de espirales que Salvador Dalí usó para destacar el vínculo entre la madre y el hijo.
También en ésta pintura aparece la obsesión culinaria del pintor representada por las sepias, al costado derecho, dentro de las cuales está Gala a modo de alimento espiritual.
En la parte superior del cuadro a la derecha y a la izquierda hay cortinajes oscuros,  uno rojo y otro verde a modo de telón de teatro que enmarcan la escena. Porque es una escenificación de la realidad según Dalí y a la vez es una réplica de los cuadros clásicos renacentistas cuya influencia en el pintor es muy clara.
El uso del color en esta obra corresponde a una paleta cromática que combina tonos azules y grises, colores fríos, que despersonalizan, con ocres y marrones que son cálidos.(Caivanos,1995) En el plano del fondo predominan los primeros dando una sensación de lo etéreo, intangible y lejano. En el primer plano predominan los segundos, creando a la vez una sensación de solidez.7
En ésta obra podemos detectar varias de las obsesiones dalinianas plasmadas a la vez: la mezcla de realidad e irrealidad, las imágenes múltiples, la miniatura, lo comestible, el clasicismo, la profanación de lo sagrado, el simulacro, el paisaje de la Bahía de Port Lligat y las nubes de Ampurdán, el misticismo nuclear y Gala. Todo mezclado en un cóctel de objetos semióticos donde lo onírico se muestra a través de recursos como la metáfora y la metonimia pictóricas. Sus cuadros son en realidad una ironía metafísica (Docio, 2004), con significados múltiples, dándoles  un sello propio y también un cariz paranoico. 
Los recursos retóricos como la metáfora mencionada más arriba, se pudieron observar en  la imagen de Gala en lugar de la Virgen María y la concha marina por una pila bautismal debido a su forma y su ubicación jerarquizada  en el cuadro. En este caso, el recurso retórico de la metonimia se observó en el trono de la Virgen representado por partes de una iglesia. Otro ejemplo es el rinoceronte cuyo cuerno alude a una metáfora donde  representa al órgano sexual masculino.
Otra metonimia visual en este cuadro es la de los telones que muestran la pintura como una escenificación, como imagen teatral, enmarcada por las cortinas a modo de telones.
Con respecto a los semas en esta pintura, el sema de connotación más importante es lo sagrado que se ve en los numerosos signos relacionados con la iglesia y la purificación, mostrando una Gala idealizada y sacralizada.                                        
La levitación de los objetos en toda la pintura conlleva el sema de la cientificidad, para formar ambos semas, el misticismo nuclear de Dalí.
    
3-CONCLUSIÓN

Salvador Dalí perteneció al movimiento surrealista que formaba parte de las vanguardias de posguerra y que se inició en 1929. Los fundamentos teóricos de este movimiento dicen que la fuente de toda expresión artística es el inconsciente y la vida onírica, que permiten plasmar por medio de formas abstractas o figurativas simbólicas, las imágenes de la realidad profunda del ser humano que son el subconsciente y el mundo de los sueños. Por este medio, el artista puede liberarse de las represiones impuestas por las convenciones sociales y el sentido común. Esto responde a los interrogantes sobre el modo de pintar de Dalí que se especializó en lo onírico y fue su marca, lo que lo distinguió en el mundo del arte. Además, lo antedicho tiene sentido debido a que el discurso pictórico de Salvador Dalí se desarrolló en un contexto de reacción contra la guerra, las normas y las convenciones sociales, que después él llevó al extremo con su método paranoico-crítico.
Sus fijaciones, fobias y temores más profundos fueron representados en las pinturas como se ven en las dos obras seleccionadas para este estudio, y es clara además, la evolución de las mismas pasando por diferentes períodos, en los que se modificaron los intereses de Dalí y su modo de representación del mundo. Si bien, los cuadros son diferentes, se puede reconocer en ellos una semejanza en la utilización del simbolismo y en la técnica pictórica Daliniana.
El simbolismo en ambos cuadros está representado por el juego que Dali propone con la retórica visual, usando en forma continua los recursos de la metáfora y la metonimia, con el resultado para el observador, de que nada significa literalmente lo que ve. Por lo tanto, depende de la lectura de los símbolos y de su capacidad para develar significados, la interpretación que éste realice de los mismos.
Debido a lo antedicho, se concluyó que el destinatario del trabajo de Dalí no es cualquier persona, sino un tipo en particular, alguien sensible a esta clase de trabajo y con un bagaje cultural tal que le permita comprender las imágenes.
La ideología presente en los cuadros se hace patente a través de los connotadores, de los semas de connotación. En razón de que la retórica es la cara significante de la ideología, es a través de estos recursos  que ésta se devela.
En Autorretrato Blando con Tocino Frito el pintor al exhibir sus miedos, fobias y hasta su propia sexualidad genera una relación de complicidad con el destinatario y se mofa de sí mismo porque la máscara es una sátira Dalí. En cambio en La Madona de Port Lligat es otra la ideología subyacente.            
En esta obra  hay una exaltación de la religiosidad en búsqueda de la purificación, donde la levitación de los objetos  hace que se  alejen de lo terrenal reflejando su espiritualidad. Es una visión moderna de lo sacro en relación con la ciencia  y los nuevos descubrimientos con el objetivo de representar el concepto de la cientificidad.
Con respecto a la técnica pictórica, Dalí recurre al método paranoico-crítico que resulta en obras que parecen sueños, con muchos objetos extraños con una  organización espacial inusual y delirante, situaciones imposibles, colores poco comunes e iluminación incierta.  Todos estos elementos  contribuyen a generar en el destinatario la sensación de observar un sueño. 
Por último, el tema de la subjetividad alcanza en estas obras real importancia debido a que el discurso pictórico de Salvador Dalí tiene, en los cuadros,  un lugar de investimento de sentido. Esa construcción de sentido a través del proceso de interpretación, se desarrolla en la relación de comunicación entre lo que quiso expresar el pintor en un contexto determinado (el surrealismo) y lo que interpreta el destinatario, esto es porque el sujeto enunciador por medio de su discurso pretende influir en otro. Entonces, a través de la comprensión de las obras de Dalí y su psicología podemos acceder a los mensajes subyacentes y a su ideología.                              

Notas 

1-GUIÑAZÚ, Liliana(2005): Introducción a la(s) Semiótica(s), Nociones Básicas y Estrategias de Aplicación, UNRC, Río Cuarto, pág.7.  
2-Ibid. pág.39
3-WEYERS, Frank (2000): Salvador Dalí Vida y Obra, Minilibros de Arte, Ludwig Könemman, Colonia, Pág.32.
3- ROLAND, Barthes(1982): Retórica de la imagen en Lo obvio y lo Obtuso. Paidós, Barcelona, Pág 29-47.
4-GUIÑAZÚ, Liliana(2005) op. cit. pág 4
5-GRANDES MAESTROS DE LA PINTURA, 2007, Editorial Sol90, España.
6-Ibid.
 7-Ibid.                         

 4-BIBLIOGRAFÍA


BARTHES, Roland (2005): “Semántica del objeto”, en La aventura semiológica, Paidós, pág.248,249 y 253.  

CAIVANOS, José Luis: Color y semiótica: Un camino en dos direcciones.  Disponible en: www.fadu.uba.ar/sitios/sicyt/color/1995cruz.pdf visitada el 5/5/2010.

DOCIO, Jesús Lázaro: La inspiración paranoica de Dalí, en la revolución surrealista, Boletín del colegio oficial de doctores y licenciados en filosofía y letras y en ciencias. Disponible en: www.ite.educación.es/w3/eos/MaterialesEducativos/bachillerato/arte/x-contem/dalí-2.thm  Visitada el 25/5/2010.

DORIA, Patricia: “El color y su implicancia socio-cultural en la indumentaria”, revista materiales, Año II, Nº6, Pág.19-22, Junio de 1997.

GAUTHIER, G (1986): Veinte lecciones sobre la imagen y el sentido, Cátedra, Madrid, pág.184 y185.

GRANDES MAESTROS DE LA PINTURA (2007): Dalí, Editorial Sol90, S.L.España.

GUIÑAZÚ, Liliana (2002): “Nivel icónico-plástico” en Tecnología Educativa: miradas convergentes, voces divergentes, U.N.R.C, Río Cuarto, pág. 91 a 96.

GUIÑAZÚ, Liliana (2005): Introducción a la(s) Semiótica(s), Nociones básicas y estrategias de aplicación, U.N.R.C, Río Cuarto.

RETÓRICA Y SEMIÓTICA. Disponible en: www.magariños.com.ar/2xyRetórica-Semiótica.pdf  Visitada el 10/6/2010.

WEYERS, Frank (1999): Salvador Dalí, vida y obra, Minilibros de Arte,  Konemann, Alemania.



                                                       
                                                         



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